martes, 28 de septiembre de 2010

Aquella huelga del 79.

Por primera vez en la historia del fútbol español, una huelga de futbolistas paralizó una jornada de liga en Primera División, Segunda y Segunda B. En la España de la transición pocos aficionados entendieron la protesta; abucheos, gritos y silbidos fueron moneda común en la puerta de los estadios de fútbol. Los jugadores no saltaron a los campos de juego. Los jugadores de los equipos visitantes se quedaron durmiendo la siesta en sus respectivos hoteles, los locales en sus domicilios. El balón se quedó solo en el centro del terreno esperando la patada que no llegó.
La AFE (Asociación de Futbolistas Españoles), constituida poco tiempo antes y cuyo presidente era Quino (jugador por entonces del Cádiz) y asesorada por Carceller y el abogado Cabrera Bazán, llamaba a la huelga a sus asociados. Los jugadores reclamaban la abolición del derecho de retención, su inclusión en el régimen de la Seguridad Social y la supresión del límite de edad para jugar en Tercera División, establecido en 23 años.
El Sevilla se desplazó a Gijón para jugar contra el Sporting aquella jornada liguera del 4 de marzo de 1979.
A las tres de la tarde partió la expedición sevillista en un taxi desde el hotel de concentración hasta el Molinón. En el taxi tres personas; el entrenador Luis Cid Carriega, el capitán Paco Gallego y el delegado del equipo Francisco Ramos. El resto de los componentes del equipo y del cuadro técnico se quedaron en el hotel.
En el estadio esperaban el presidente D. Eugenio Montes y su homólogo asturiano.
En los aledaños del campo se oían los primeros gritos de protesta de los aficionados que se concentraron en la única puerta que estaba abierta y por donde entraban directivos y jugadores. La tensión se mascaba en el ambiente. Los aficionados asturianos logran acceder a una de las gradas del campo, otros más exaltados saltan al césped y hacen una sentada de protesta.
Quini, capitán del Sporting, acudió tras ser llamado de urgencia para que firmase el acta del partido. Quini, su hermano Castro y Cundi estaban al margen de la AFE, entidad que convocaba la huelga.En esto, el colegiado Sánchez Arminio comienza su espectáculo particular; de paisano y junto a sus compañeros inicia un ridículo y minucioso proceso de revisión de las líneas de banda, de las redes y hasta de la medición de la distancia del punto de penalti a la línea de meta. Las cámaras de televisión, presentes para la ocasión, obraron el esperpento.
Los delegados del Sporting y del Sevilla entregaban al árbitro un escrito que decía;
Los delegados de ambos clubes, de común acuerdo hacen constar que los jugadores no se han presentado a jugar el partido correspondiente a la jornada de hoy, porque, según manifiestan se hallan en huelga desde las cero horas del cuatro de marzo, de acuerdo con las instrucciones de la AFE.
El Sevilla tomo un avión rumbo a Madrid aquella misma noche.
La jornada de huelga se había consumado. La AFE consiguió un seguimiento masivo por parte de los profesionales por cuenta ajena del fútbol español. El pulso que mantuvo con la Federación Española de Fútbol se inclinó por momentos del lado de los jugadores. Mucha gente no lo entendió. Alcanzaron algunas reivindicaciones como la Seguridad Social para todos.
Para el recuerdo las declaraciones de todos los integrantes de la plantilla sevillista;


Aquel 4 de marzo de 1979 el balón no se movió.

Fuentes; Hemerotecas ABC de Sevilla, La Vanguardia y El Mundo Deportivo.

4 comentarios:

Tántalo dijo...

Genial Antonio.

Tod@s a la Huelga.

Vademécum Sevillista dijo...

Delicioso D. Antonio. Veo, y no me sorprende, que entre los entrevistados no figura SuperPaco. Ya sabemos como era el gran portero de San Fernando.
Un abrazo.

cornelio dijo...

Huelga el comentario.

Alexis Correa dijo...

Madremía, me parece que fue ayer. Como pasa el tiempo. Gracias Antonio.