Siempre estarás entre nosotros, entre nuestros recuerdos, en nuestros corazones.
Plata italiana de Bertoni que dio lustre, rango y señorío a algunos, pocos, elegidos de Europa. Plata por la que se han vertido muchas lágrimas, unas de alegría y otras de amargura por no tenerte.
Plata sin asas para abrazarte.
Niña de plata con sonrisa eterna.
Te ganamos, te abrazamos, te trajimos a la tierra del amor y la alegría.
La Bombonera de Nervión te sirvió de estuche después de enseñarte nuestra maravillosa ciudad.
-Mira diosa de plata; esos son los jardines del Alcazar, y ese el Rectorado de la Universidad, y esa es la Giralda. Ven, entremos en la Catedral para que ores ante la Virgen de los Reyes. Mira como ríe su niño. Dicen que es sevillista. Subamos al balcón del Ayuntamiento, siente cómo Sevilla te aclama-
El año pasado, cuando llegó la hora del adios, juramos volver a pelear por ti, Diosa de plata. Y peleamos y luchamos hasta conseguirte de nuevo y hasta Escocia llegamos para verte sonreir.
Y te regresamos por el Guadalquivir de las estrellas. ¡Cómo te gusta Sevilla!
Dos años dos, han pasado. Dos años dos, entre nosotros, Dos años dos, en Nervión.
Dos copias a modo de reliquias nos dejas.
Pero tú te vas. Te vas, pero no te vas…