En esto de la historia, es de necios descontextualizar las frases y sacarlas de su momento histórico. Pretender analizar cualquier hecho pasado desde la óptica del pensamiento avanzado y vanguardista de nuestros días usando parámetros mentales del S XXI, es desvirtuar la realidad que en su momento se produjo.
Mucho se ha hablado y escrito sobre un famoso partido con un escandaloso marcador (22 a 0) visto desde nuestros días, pero que no era extraño en una época en que marcar diez, doce o catorce goles no era infrecuente. Tal es así que como aparece en la prensa en diciembre de 1925, el Sevilla F.C. golea al Español de Cádiz por 13 a 0 y tiró deliberadamente dos penaltys fuera y además le fueron anulados dos goles.
Sumen y salen 17 goles posibles.
El afán del delantero era marcar goles. Cuantos más mejor, y no había clemencia. Esas eran las reglas no escritas de este deporte, para todos los equipos. En cambio, paradójicamente imperaba la caballerosidad en ciertos lances, por lo que no era nada raro tirar fuera las penas máximas adrede, como hemos visto en el artículo anterior.
En el comentado
partido del 22 a 0 frente al Real Betis Balompié, el primer equipo del Sevilla F.C. se enfrenta al equipo infantil bético. Recordemos que el equipo balompédico presenta a sus infantiles en señal de pataleta, al no dejar la autoridad militar la presencia de algunos componentes militares de su primer equipo, tras los gravísimos incidentes del partido anterior en el que se vieron envueltos.
El árbitro, llegado expresamente desde Madrid para pitar el partido, expulsa a cinco jugadores del Betis, uno tras otro. La única causa posible para las expulsiones está clara; no hacían por el balón y si por las piernas del contrario ya que la consigna desde el vestuario debió ser la de dar patadas. Nunca un árbitro echó del terreno de juego a un jugador por pasividad.
No es de extrañar por tanto el resultado, que no podemos tildar ni de abuso ni de ensañamiento, habida cuenta de los usos de la época y de las condiciones que se dieron durante el encuentro, y sobre todo en el partido previo en que como sabrán hubo hasta navajazos y palos de los aficionados béticos hacía los integrantes de la plantilla sevillista.
Personalmente el resultado lo califico como meramente anecdótico, sin necesidad de vanagloriarme de él, pero tampoco de avergonzarme.
Antes de entrar a valorar algunas consideraciones sobre los jugadores infantiles en 1918, analicemos una alineación típica del Sevilla F.C. (primer equipo) en aquel año y veamos las edades de sus jugadores.
Porteros.
Diaz; nace en 1890, por lo que tenía 27/28 años. Esa fue su última temporada y desde 1916 alternaba su puesto con Santizo.
Santizo; nace el 10.12.1900. Tenía 17 años.
Defensas.
Alcocer; sin datos.
Trujillo; nace en julio de 1897. Tenía 20 años.
Medios.
Pérez; nace en 1897 (Tenía 20 o 21 años)
Ramírez; nace en diciembre de 1897, tenía 20 años
Ismael; nace el 27 de septiembre de 1899, tenía 18 años.
Delanteros.
Cruz; nace en 1898, tenía 19 o 20 años (dependiendo del mes en que naciese)
Kinké; nace en 1895, tenía 22 o 23 años.
Spencer; nace el 23.03.1898, tenía 19 años.
Ramos; sin datos
Escobar; nace el 03.10.1898, tenía 19 años.
Sale
una media de edad de 20.3 años más o menos.
Se desconoce el equipo que formó por el Sevilla en aquel encuentro, si bien no debió variar mucho.
También se desconocen los integrantes del equipo infantil bético por lo que no podemos precisar sus edades, si bien tenemos el testimonio que nos aportó en directo en el programa de Historia Viva de SFC Radio, el pasado mes de octubre, el hijo del que fue portero bético en ese partido y apellidado
Sousa. El entrevistado nos contó que su padre jugó en los infantiles del Betis y disputó ese encuentro como así se lo relató cientos de veces antes de fallecer. La sorpresa fue mayúscula al relatarnos que su padre nació en 1900 y tenía 18 años en ese famoso partido, asunto éste, que al señor
Sousa –hijo- (por cierto, muy sevillista) siempre le causó perplejidad.
¿Quiénes eran realmente los integrantes de los equipos infantiles y que edades tenían?
La sociedades de fútbol tenían el llamado primer “team” o primer equipo, que para entendernos eran los once mejores equipiers. Tras estos y dependiendo del número de socios (en los primeros años) o de jugadores, se formaban segundos y terceros equipos. Tras estos estaban los infantiles, ya que la categoría juvenil no existía, y sus edades estaban comprendidas entre los 13 y 18 años aproximadamente.
Teniendo en cuenta que los equipos infantiles, de los diferentes clubes, se enfrentaban entre sí, es lógico pensar que cada equipo apuraría hasta el límite de la edad máxima para presentar mejor y mayor competencia a sus rivales.
Lo anterior no quita para que algunos equipos de infantiles estuviesen compuestos por elementos más jóvenes (13/14 años) mezclados con otros de más edad (17/18 años).
Del mismo modo, los jóvenes valores de más clase de los equipos infantiles solían jugar también en los primeros equipos. Estos infantiles que participaban en encuentros con los primeros equipos no debían ser ningunos niños por pura lógica.
En el artículo anterior podemos ver como en el primer equipo del Sevilla se integran dos jugadores del segundo equipo,
Rebollar y Arcos, y dos del equipo infantil;
Mallén ( 21 años) y
Pepe Brand (17 años).
El equipo infantil sevillista no debió ser nada malo ya que era capaz de golear al primer equipo carmonense.
Por último, algunos ejemplos de jugadores infantiles jugando en los primeros equipos en distintos puntos de la geografía española en el año 1918 –datos obtenidos del Madrid Sport (BNE);
Era frecuente, por tanto, que los llamados infantiles de aquellos años jugasen partidos importantes completando los primeros equipos. A tenor de los resultados de los partidos que se muestran en los artículos anteriores, los "niños" no debían hacerlo nada mal.
Lo mismo en aquellos años los "infantiles" no eran tan niños.