lunes, 25 de febrero de 2013

Por una mirada, un mundo



Miren la foto. Contémplenla y disfruten de sus matices, de sus proyecciones, de sus silencios y suspiros.
Se juega el primero de los dos partidos para disputarse la Copa marqués de Benamejí frente al Recreativo de Huelva. Terminó tres a cero para los sevillistas.
En la imagen posan el guardameta Paco Diaz, inventor de la “zamorana” y que una vez escribió “yo soy Paco Díaz el rey de las porterías”, y junto a él; kinké.
Estamos en el campo del Mercantil, junio de 1917. Delante de la grada se disponían varias filas de sillas; el banco de pista. Cuajado de mujeres.
Les dejo para que diserten sobre los elementos de la escena; el niño vestido de marinero; el chavalote de las manos en los bolsillos; los canotiers; las caras de admiración; el abrazo de orgullo y satisfacción de Paco Díaz al ídolo; la barandilla de madera del campo; el otro niño que sonríe; la señora que parece comer pipas o se tapa la boca para que no se le vea la mella…o el propio Armet, más chulo que un ocho con los brazos cruzados y apoyado en el tablón.
Juanito Kinké fue un sevillano que equivocó su lugar de nacencia y comenzó esto de vivir allá por tierras catalanas, pero que respiraba y sentía como nacido a la sombra de las velas de la calle Sierpes.
El periodista Luis Andrés publico en 1923 en el diario La Libertad una extensa entrevista en la que se puede leer;

-“Kinké” es el presidente de los “castigadores” sevillanos.
Lo creemos pronto. Unos amigos meten mano en un bolso del gran delantero y nos invitan a leer una carta. Nos negamos: pero insisten con ese especial impudor andaluz que hace de la amistad un culto fanático, y el mismo “Kinké” nos repite que la leamos. Ante la insistencia, nuestra delicadeza se limita a leer las partes que suelen ser más sustanciosas de las cartas femeninas (el encabezamiento y la despedida) y, a través de una bella letra de mujer, reconocemos en Araceli una admiradora vehemente.
***
-¿Sus aficiones personales?
-Las mujeres y el baile.
-¿Qué clase de baile, “kinké”?
- De todo, en chulo, en fino…: tengo un extenso repertorio, a gusto de la consumidora. (Passez le met).
***
Pudo, sí, nacer en Barcelona; pero hoy “Kinké” se ha asimilado al andalucismo, es espiritualmente de “allá abajo”, frívolo, alegre, indolente, amable. Perdonémosle esa vida tan contraria a la de los profesionales ingleses, porque aquel sol es un incentivo y tiene allí muchos meses la primavera, con ese estimulante olor a hembra, que es la mejor presea del Madrid vernal. ¿Para qué la fortaleza del “sport” sino para las dos o tres locuras que es la vida, como dice Bernard Shaw? Es apenas resistible por la humana contextura el hechizo de una hermosa sevillana, pasional y ensoñadora, dulce y vibrante, que pone por divisa en las gentes mozas este soberbio alejandrino que Manuel Machado esculpió, más que escribió, en su “Adelfos” glorioso:
“Tengo el alma de nardo del árabe español”.

Y ahora volvamos a nuestra imagen.
Recortada y ampliada. Vean la escena.
 
La joven del vestido claro está ensimismada en el centro delantero. Con sombrero oscuro y con zapatos de tacón cual Penélope sentada en su banco de pista le clava su mirada. Él la ignora pero sabe que está allí. Sonríe sin mirarla. Ella aprieta el cigarro sobre su pecho.

Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso... yo no sé
qué te diera por un beso.