Miren la foto. Contémplenla y
disfruten de sus matices, de sus proyecciones, de sus silencios y
suspiros.
Se juega el primero de los dos partidos
para disputarse la Copa marqués de Benamejí frente al Recreativo de
Huelva. Terminó tres a cero para los sevillistas.
En la imagen posan el guardameta Paco
Diaz, inventor de la “zamorana” y que una vez escribió “yo soy
Paco Díaz el rey de las porterías”, y junto a él; kinké.
Estamos en el campo del Mercantil, junio
de 1917. Delante de la grada se disponían varias filas de sillas; el
banco de pista. Cuajado de mujeres.
Les dejo para que diserten sobre los
elementos de la escena; el niño vestido de marinero; el chavalote de
las manos en los bolsillos; los canotiers; las caras de
admiración; el abrazo de orgullo y
satisfacción de Paco Díaz al ídolo; la barandilla de madera del campo; el
otro niño que sonríe; la señora que parece comer pipas o se tapa
la boca para que no se le vea la mella…o el propio Armet, más
chulo que un ocho con los brazos cruzados y apoyado en el tablón.
Juanito Kinké fue un sevillano que
equivocó su lugar de nacencia y comenzó esto de vivir allá por
tierras catalanas, pero que respiraba y sentía como nacido a la
sombra de las velas de la calle Sierpes.
El periodista Luis Andrés publico en
1923 en el diario La Libertad una extensa entrevista en la que se
puede leer;
-“Kinké” es el presidente de los
“castigadores” sevillanos.
Lo creemos pronto. Unos amigos meten
mano en un bolso del gran delantero y nos invitan a leer una carta.
Nos negamos: pero insisten con ese especial impudor andaluz que hace
de la amistad un culto fanático, y el mismo “Kinké” nos repite
que la leamos. Ante la insistencia, nuestra delicadeza se limita a
leer las partes que suelen ser más sustanciosas de las cartas
femeninas (el encabezamiento y la despedida) y, a través de una
bella letra de mujer, reconocemos en Araceli una admiradora
vehemente.
***
-¿Sus aficiones personales?
-Las mujeres y el baile.
-¿Qué clase de baile, “kinké”?
- De todo, en chulo, en fino…: tengo
un extenso repertorio, a gusto de la consumidora. (Passez le met).
***
Pudo, sí, nacer en Barcelona; pero hoy
“Kinké” se ha asimilado al andalucismo, es espiritualmente de
“allá abajo”, frívolo, alegre, indolente, amable. Perdonémosle
esa vida tan contraria a la de los profesionales ingleses, porque
aquel sol es un incentivo y tiene allí muchos meses la primavera,
con ese estimulante olor a hembra, que es la mejor presea del Madrid
vernal. ¿Para qué la fortaleza del “sport” sino para las dos o
tres locuras que es la vida, como dice Bernard Shaw? Es apenas
resistible por la humana contextura el hechizo de una hermosa
sevillana, pasional y ensoñadora, dulce y vibrante, que pone por
divisa en las gentes mozas este soberbio alejandrino que Manuel
Machado esculpió, más que escribió, en su “Adelfos” glorioso:
“Tengo el alma de nardo del árabe
español”.
Y ahora volvamos a nuestra imagen.
Recortada y ampliada. Vean la escena.
Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso... yo no sé
qué te diera por un beso.