El investigador Alfonso del Castillo publica un interesante artículo recuperando una entrevista publicada en Marca en 1955 a uno de los mejores centrocampistas que ha dado esta tierra: Manolo Ocaña.
Ocaña vistió de verde y blanco durante una temporada por unas desavenencias con el gran Paco Alba, presidente sevillista por aquella época, por un nimio motivo: pelotear en el campo sin estar debidamente equipado. Esto nos da idea del grado de orden y disciplina que el presidente sevillista imponía dentro del Club. El enfado provocó que Ocaña abandonase la entidad sevillista y fuese captado por el Eterno Rival.
Al poco tiempo Ocaña vuelve al Sevilla iniciando una fulgurante trayectoria de éxitos hasta su retirada. Aquella vuelta nos la cuenta el propio jugador en otra entrevista, en cuatro capítulos, que brinda al diario ABC de Sevilla en septiembre de 1972.
Manuel Ocaña Nieto nació el 31 de octubre de 1902 en el Pasaje de Zamora, en plena Florida. Lo bautizaron en San Bartolomé. Y alternaba la escuela con el fútbol y los toros. Sus ídolos de la tauromaquia eran Posada y Juan Belmonte, y Paco Díaz y Carlos Leconte en la esferomaquia. Al fin se decidió por el fútbol, ingresando a los doce años en los infantiles del Sevilla F.C.
Poco antes compartió vestuario con Pepe Brand en el Andalucía. Así nos lo cuenta:
En 1916 era socio numerario del Sevilla FC como ya nos lo contaron en Ayer y Hoy Sevillista.
Pero volvamos al asunto que nos ocupaba al principio; su salida del Sevilla, su ingreso en el Betis y su posterior regreso al equipo sevillista. Dejemos que sea él mismo quien nos lo narre, que nos diga como sucedió todo y de lo que le dolió tener que marcarle un gol a su equipo del alma…y de como volvió entre el regocijo de sus amigos.