domingo, 21 de febrero de 2010

Tras el debate; la hora del agradecimiento.


Apenas veinticuatro horas después de un debate histórico, porque básicamente se trató sobre historia, hoy sólo cabe hablar de agradecimientos. Tiempo habrá de analizar lo dicho, lo expuesto y la documentación aportada (incluso la que estaba preparada y no se mostró).
En primer lugar, quiero dar las gracias a Enrique Galán y a José Carlos por su amabilidad, por el talante y el señorío demostrado, porque miren; se puede incluso ser desagradable e impertinente (que no es caso) desde una supuesta actitud educada, por eso destaco ese comportamiento sin par de estos caballeros que demuestran que están en los peldaños superiores de la escalera de las buenas maneras.
Felicidades, por su primer aniversario, a un colectivo que lucha contra la tiranía, y gracias repito, muchas gracias, al Sr. Galán por su hospitalidad y por permitirnos “apropiarnos” de su museo por unas horas.
Muchos temas quedaron en el tintero, pero ya habrá tiempo de abordarlos conjuntamente, ya que es imposible focalizar un asunto abstrayéndose de la realidad que lo rodea. Realidad social, política, económica, cultural y de un amplio espectro de connotaciones que no deben quedar al margen si queremos llegar a conclusiones más o menos lógicas, acertadas y coherentes. “Yo soy yo y mis circunstancias”, que dijo Ortega y Gasset, frase que debemos emplear siempre a la hora de analizar el nacimiento de los primeros clubs sevillanos.
Gracias a Roberto Arrocha por su papel de moderador en el coloquio, fundamentalmente porque vino a dar lustre e importancia al mismo, y no tanto por el desarrollo de su cometido, ya que la cordialidad y respetuosa manera de desarrollar los argumentos casi no precisaba moderación.
Gracias a los investigadores balompédicos por el entendimiento de los elementos analizados; a Iñigo por su carácter dialogante y de conciliación, a Rafa (al que considero como mi amigo y un extraordinario investigador) aunque una indisposición transitoria nos privó de sus inteligentes y documentadas palabras y… a Enrique Añino.
Permitan que comience un nuevo párrafo para dedicárselo a Enrique Añino, un auténtico “balompédico”, una buena persona, un ser entrañable. Fue todo un placer conocerle y haber tenido la dicha de escucharle contar montones de historias de sus sentimientos por el Balompié. Un fuerte abrazo Enrique, de corazón.
Por último, gracias a todos los presentes al acto, por el clima de cordialidad y por la capacidad de aprendizaje y asombro ante nuevos descubrimientos y teorías que poco a poco irán haciéndonos conocer la verdadera historia del foot-ball en nuestra ciudad. Es tarea de todos, queda un mundo por descubrir y muchas horas de investigación nos esperan. Somos los llamados a intentarlo. La verdadera historia de la ciudad de la Giralda en su vertiente futbolística nos llama.
¡Ánimo!, ¡tres hurras! y ¡gracias!.

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