viernes, 10 de abril de 2009

El homenaje a Gallego.

No quiero glosar aquí la historia futbolística de este gaditano de Puerto Real, al que apodaron Gallego por la palidez de su piel y al rubio de su pelo, tan andaluz y tan sevillista como pocos.
Tampoco quiero contarles como se fraguó en la cantera de Nervión, ni de cuando se marchó a tierras catalanas para triunfar en el Barcelona y en la Selección durante diez años, ni de su regreso triunfal al equipo de sus amores donde volvió a ser baluarte imprescindible en la defensa del Sevilla.

Vengo a contarles lo que pasó aquella noche de agosto de 1979 en su partido homenaje de despedida.Dejen que les cuente.
Con un Sánchez Pizjuán lleno hasta la bandera aquel 30 de agosto se dieron cita para homenajearle Barcelona y Sevilla con sus onces titulares. Nadie quiso faltar a tan entrañable encuentro. No era para menos, aquel rubio del sur decía adiós a los terrenos de juego donde dio tanto, donde lucho tanto. La casta y el coraje de Nervión que se trasplantó una década al Camp Nou y que volvió a mediados de los setenta a un Sevilla de ensueño y donde formó con el once de mi adolescencia; Paco, Juanito, Sanjosé, Alvarez, Gallego, Juan Carlos, Blanco, Rubio, Scotta, Montero y Bertoni. ¡Casi !.

La previa del partido duró casi media hora. Paco Gallego en el centro del campo recibió uno a uno los cientos de regalos que le entregaron todas las peñas azulgranas y sevillistas. Nunca se vió nada igual. Todo el círculo central, y cuando digo todo digo todo, se cubrió de regalos, uno tras otro, una ovación tras otra que se culminó en atronadora cuando el Ministro de Cultura le impuso la medalla al mérito deportivo.
El partido fue magnífico y brillante. Empate a tres fue el resultado pero eso es lo de menos.
El momento de la gloria llegó en el minuto 17 de la primera parte. Gallego iba a ser sustituido. Todo el Sánchez Pizjuán se puso en pié aplaudiendo para rendir tributo y homenaje a uno de los más grandes y Gallego en el centro del terreno correspondiendo a su público…y a esto que corriendo por detrás aparece Asensi, el gran Asensi, cogiéndole a hombros. Pablo Blanco, Julian Rubio y Carlos Rexach se unieron al anterior, como improvisados capitalistas, paseándole por el césped de Nervión como a los grandes toreros en tardes triunfales.Jamás vi una despedida parecida. La mayor apoteosis en el adiós.
La magia se apoderó de todos.
Otra noche mágica en Nervión.

4 comentarios:

Vademécum Sevillista dijo...

Por razones de edad no le ví de blanco en su primera etapa en Nervión, pero sí recuerdo perfectamente su vuelta, con debut en Liga y gol cabeceando un corner para el primer gol de un tres a cero, si no recuerdo mal, a la U.D. Las Palmas. Un crack y un portento físico.

A. Ramírez dijo...

Efectivamente.
Incluso en la siguiente temporada fué reclamado y volvió de nuevo al equipo disputando algunos encuentros.

Jose Manuel Ariza dijo...

Saludos.

Mira en éste enlace, por favor:

http://puertorealcf.blogspot.com/2007/03/temporada-1955-1956-pr-1-ascenso.html

Creo que le hacen un buen homenaje en su tierra.

Cuídate.

EL PAPI MAGASE dijo...

hola soy un nuevo bloguero sevillista,me presento y te doy la enhorabuena por tu blog,ya te tengo en mi blogosfera,espero que te pases por aqui y me comentes que te parece,yo te visitaré cada vez que pueda y te comentaré en tus entradas,un abrazo hermano sevillista,nos vemos por aqui.