Aquí vengo Antonio, de cumplir una vez más con el rito.
Vengo de brindar por ti como cada jueves de feria.
¿Recuerdas? fue un jueves de Feria, y no otro día, cuando desempolvaste de un zurdazo muchos años de adversidades y penas, devolviéndonos rejuvenecidos, antiguos laureles ya marchitos por el paso del tiempo.
Gracias de nuevo, porque sabes que te seguimos estando eternamente agradecidos.
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