José González Martínez murió en la noche del 5 de agosto de
1923 en la casa de socorro del Prado de San Sebastián. Tenía 21 años y estaba
soltero. Su familia, que vivía en Córdoba, fue telegrafiada para comunicarle
tan luctuoso suceso.
A José González Martínez horas antes le habían amputado la
pierna derecha a la altura del tercio superior del muslo. Había quedado
atrapado bajo el remolque o jardinera del tranvía de la línea de Eritaña que
descarriló por exceso de velocidad a la altura de la Enramadilla. Eran
las ocho de la tarde. Al descarrilar, los usuarios que abarrotaban el vehículo quisieron
saltar del mismo haciendo que volcase a pesar de que el conductor había
accionado el freno electrico. La desgracia pudo ser aun peor pues fueron muchos
los heridos que milagrosamente salvaron la vida. El conductor del tranvía fue
detenido y puesto a disposición judicial
siendo conducido posteriormente a la cárcel. Un compañero tranviario dijo que
los conductores no tienen más remedio que hacer el recorrido a esa velocidad,
pues la Compañía
Tranviaria no les concedía más de treinta y cinco minutos
para hacer el recorrido de ida y vuelta en al línea de Eritaña, sin tener en
cuenta las paradas y subidas de viajeros.
José González Martínez y el resto de los pasajeros regresaban
a sus hogares. Acababan de presenciar un partido de fútbol en el campo de
deportes que el Sevilla Football Club tenía en la avenida de la Reina Victoria. Se disputaba el
partido final del Campeonato de Andalucía de Segunda Categoría entre el Real Balompié de La Línea y el Esparta F.C. de
Sevilla. Triunfo para los sevillanos.
José González Martínez había visto su último partido. Había
realizado su último y definitivo viaje.
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