domingo, 4 de noviembre de 2007

El Sevilla; toreador.



En el segundo acto de la ópera Carmen de Bizet, suena el Toreador.

Hoy ha sonado en este gran teatro del fútbol llamado Ramón Sánchez Pizjuán.

Miles de gargantas, a modo de magnifico coro, cantaban a su equipo "el Toreador".

Sí, como lo oyen, la ópera Carmen coreada en Nervión.
Y eso que el morlaco venía con el cuchillo entre los dientes. Fracturando pómulos, haciendo sangrar narices y coceando como la más vil de las acémilas.
Y todo ello con el consentimiento del que está pagado para impartir justicia.
Partidazo del Sevilla.
Baño de fútbol al Madrid, aunque se perdonó más de la cuenta.
El resultado pudo ser escandaloso.
Bien, muy bien en todas las lineas.
Grande el Sevilla haciendo morder el polvo (¿cuantas veces van ya ultimamente?) a los de la Castellana.
Y ahora que digan lo que quieran. Que levanten las cortinas de humo que quieran para tapar la nueva y humillante derrota.
!Toreador la la la la, toreador, toreador!

3 comentarios:

Mercedes dijo...

¡Ole ole!

Qué macarras son los de la Castellana y qué mal perder tienen. Después del partido, en la radio no se hablaba apenas de lo bien que jugó el Sevilla, ni se mencionó la leña que nos dieron ni de lo ciego que estaba el árbitro a todas las faltas que nos hicieron.

Al contrario, tenían la cara dura de quejarse del árbitro - si había decidido el partido con la expulsión de Sergio Ramos - y se inventaron no sé qué incidente en el palco.

Pero se van a fastidiar todos porque vamos a ir para arriba, donde merecemos estar, le pese a quien le pese.

Mercedes dijo...

Después de ver los comentarios al partido en las noticias del canal Cuatro, he llegado a la conclusión de que los partidos del Madrid no tenían que salir en los espacios deportivos, sino en programas del tipo "Cuarto Milenio" de Iker Jiménez. ¿Por qué? Porque parece que es el único equipo en el campo, que el rival no existe y que de repente algún ente extraño, terrestre, extraterrestre o del más allá baja al césped y mete los goles. De lo más misterioso.

Por cierto, hay que ver cómo se calienta el Alvarado, y con razón. :-D

A. Ramírez dijo...

Sí. Para ellos somos el equipo invisible. Nos ningunean, pero sólo para lo bueno, porque lo malo bien que se encargan de cantarlo a los cuatro vientos.
Nunca ven la viga en el ojo propio. Porque Diarrá no fractura, acaricia.
Pero esto no es nuevo.Ha sido así desde que tengo uso de razón
Pero en el pecado llevan la penitencia...