La Copa del 35. La gran final (1ªparte).

Por méritos propios de los dos contendientes, la gran final del Campeonato de España, bajo la denominación de Copa del Presidente de la República, estaba servida.

Atrás, habían quedado todos los demás rivales en el campeonato del K.O. Sólo Sabadell y Sevilla habían sobrevivido en la lucha.

Sería de necios querer quitar merecimientos a los dos finalistas, que tras ardua lucha se habían encaramado en la finalísima. Sólo dos llegaron a aquella final, todos los demás quedaron en el camino. Todos, absolutamente todos.

El Sevilla accedió a aquella final sin haber perdido un partido, dejando en la cuneta al Madrid, al At. Madrid y al Osasuna.

El Sabadell, por su parte, dejó apeados al Celta, al Betis (que había eliminado al Bilbao en octavos) y al Levante (que hizo lo propio en cuartos con el Barcelona)
En el siguiente cuadro se observa el desarrollo de aquel campeonato de 1935 a falta sólo de dilucidar al campeón.

A las cinco y cuarto de la tarde. Esa fue la hora de inicio de la gran final en el madrileño estadio de Chamartín de la Rosa. Previamente se disputaría la final amateur con el Sevilla, de nuevo, como protagonista.

El equipo arlequinado partido hacia la capital de la República para disputar la final el jueves 27 de junio de 1935. Aquel primer día de camino pernoctó en el Monasterio de Piedra. Por la mañana continuó su viaje hasta su lugar de concentración, El Escorial, donde llegaron en la tarde del viernes 28 de junio buscando reposo y tranquilidad para los nervios...
El anterior artículo nos aporta pistas sobre una de las claves de la final. El extraordinario centro delantero del Sabadell, Gual, se unió a la expedición catalana a última hora. Llegó lesionado y a pesar de ello lo alinearon en la final donde se "rompió". La prensa catalana, a toro pasado, estableció que ese fue un imperdonable error del entrenador y el detonante de la derrota.
Por su parte, el Sevilla F.C., inició su marcha a las cinco y cuarto de la mañana del viernes 28 desde la Plaza Nueva (entonces de San Fernando) rodeados del cariño de una entusiasta afición, que no dudo un instante en madrugar para vitorear a los suyos.
El traslado de los dos equipos sevillistas (profesional y amateur) les llevó el primer día hasta Valdepeñas donde pasaron la noche. La expedición sevillista llegaría a Madrid en la tarde noche del sábado 29, en la víspera del encuentro.



La movilización de la afición sevillista se inició el sábado 29 de junio. Un tren especial y varios ordinarios se abarrotaron de aficionados, muchos autocares (20 pesetas ida y vuelta) y automóviles, salieron por aquellas carreteras rumbo a Madrid. Cuentan que incluso salieron aviones el mismo día del partido al "módico" precio de 75 pesetas. El entusiasmo reinante era grande. Cinco mil sevillistas peregrinaron siguiendo a una pasión. El sevillismo hacía notar su presencia, ese sevillismo que día y noche no paraba de animar.
La salida de uno de los trenes especiales que, al igual que los demás, partió desde la Plaza de Armas fue testimoniado por la prensa del siguiente modo;
" Desde mucho antes de la hora señalada para la partida, los alrededores de la estación y los andenes de la misma presentaban animadísimo aspecto, siendo una nota destacada los gorros, banderas, emblemas y escudos que con los colores blanco y rojo del Sevilla llevaban la mayoría de los viajeros"

Amigo lector; ¿no tiene la sensación de haber vivido hace pocas jornadas exactamente lo mismo?

Y llegó la hora de la verdad. Todo estaba preparado. Arbitrados por Escartín, catalanes y andaluces en pocas horas se disputarían el honor de ser Campeones de España. Como curiosidad en aquel partido no se designaron jueces de "goal", figuras estas que estudiaremos en otro post.

La suerte estaba echada. La emoción de las finales se palpaba en Madrid. Sabadellenses y sevillistas buscaban la gloria en aquel 30 de junio...otros buscaban su agosto.