miércoles, 29 de abril de 2009

Jueves de Feria.

"Cuatro jueves tiene el año
que relucen más que el sol;
los tres archiconocidos
y el del golazo en Nervión".



Mientras este blog permanezca abierto, siempre se celebrará cada jueves de Feria como uno de los días grandes del sevillismo.

Porque fue un jueves de Feria, y no otro día, cuando Antonio desempolvó de un zurdazo muchos años de adversidades y penas, devolviéndonos rejuvenecidos, antiguos laureles ya marchitos por el paso del tiempo.

Yo, he borrado de mi memoria el día, el día 27, no me interesa, por que las fiestas religiosas son móviles en el tiempo, ¿hay acaso fecha para el Domingo de Ramos, o para el miércoles de ceniza, o para el Corpus, o para la salida de las carretas de Triana?; No. El gol de Antonio forma parte del calendario litúrgico sevillista.

Fue un jueves de Feria. El gol de Antonio siempre será el gol del jueves de Feria.

Por eso una vez más, hoy jueves de Feria, levanto mi copa de manzanilla y brindo por ti.

Donde quiera que estés; !gracias!

Y para recordar aquel mágico jueves de Feria quiero traer de la mano de mi amigo Pepe Recuero un maravilloso texto que escribió hace tres años;

Aquí estamos sevillones míos, en la mismísima Feria, en la caseta con loneta y decoración blanca y roja de esta añeja e histórica Peña Cultural Sevillista Puerta Carmona.

A unos cuantos metros de la portada ferial, de la Puerta, vaya.

Y aquí nos han abierto su Puerta para que desde aquí se nos escuche.

Es el día después de que el Sevilla saliera por la Puerta Grande de una semifinal güefera de infarto. El día después de recibir a Puerta Gayola a unos encastados alemanes. Y de darles Puerta. Vaya si les dimos Puerta.

Fue una noche grande, muy grande, no sé si la más grande, seguro que sí de las vividas en mis cuarenta y dos años de sevillismo, fue una noche de esas en las que abres de par en par la Puerta de tu corazón locco blanquirrojo.

Desde mucho tiempo antes de que abriera la Puerta de mi casa pa tirá p´allá, sabía que era el día D, la hora H, la clave, el momento oportuno, la cita, otra más, con la historia.

Desde que abriera la Puerta der coche con mi camiseta roja se me iban acelerando los pulsos escuchando la que siente como yo. Cuando entré por la Puerta de la Bombonera, la de debajo del Glorioso Escudo, ya no podía aguantarme. Horas después, son... joder, las cinco de la mañana, con la Puerta de mi cuarto cerrada y la Puerta de mi ventana abierta, escribo estos pensamientos.

Dios... si fue prácticamente antesdeayer cuando estábamos de Puerta en Puerta, casi mendigando para poder mediovivir deportiva y económicamente...Lo que son las cosas bien hechas... ahora las Puertas se nos van abriendo casi sin llamar cuando nos ven con nuestro traje nuevo, limpitos, afeitaítos y repeinaos. Y hoy, además, la deportiva Puerta de la historia sevillista sigue abierta a estas alturas de competición. Y eso es así porque hemos ido cerrándoles la Puerta a unos cuantos equipillos como al Mainz, al Vitoria de Guimaraes, al Besiktas, al Bolton Wanderers, al Lokomotiv, al Lille, por dos veses al Zénit de San Petesburgo y por último al Shalque. Muchas, las Puertas que les fuimos cerrando a todos ellos mientras nos las íbamos abriendo nosotros. Eso sin contar la retahila de decenas de equipos de renombre que unos a otros se fueron taponando Puertas en cruces y partidos de idas y vueltas.

La Puerta de la historia sevillista está llamando a la última Puerta.

Con nosotros vienen unos ingleses en el mismo plan de llamar a esa última Puerta. A la Puerta del cielo. Y allí, detrás de esa Puerta, hay unos cuantos sevillistas que ya están haciendo las oportunas gestiones para que se nos abra exclusivamente a nosotros. Será, o no será, se abrirá la última Puerta o se nos negará porque er furbo es como es y no es de otra manera, a Dios gracias. Lo importante es estar allí, y allí estaremos, a pie de Puerta para alegrarnos el alma, para reivindicar y pavonearnos de nuestro derecho a la gloria ya conseguida y todavía superable, y también, claro que sí, para callar tantas bocas que ahora tendrán que abrir la Puerta de su casa para dejar salir tanta humareda negra, vil y rastrera con la que nos han querido engañar. Para darle con la Puerta en las narices a Antena-3 y a su mala leche, por ejemplo.

Nadie puede ponerle Puertas al campo. Pero Juande sí pudo, supo y quiso poné a Puerta a jugá. Salió aselerao, jugándose salír por la Puerta falsa de una tonta espursión por protestarle al italianini del pito. Que dicho sea de paso, no fue el típico italianini caserillo de esos que te pitan en Uropa y barren de Puertas para dentro de los de casa.

Nos llevamos 100 minutos empujando la Puerta alemana, pero ni p´alante ni p´atrás. Duras, estas Puertas germánicas hechas de materiales nobles y asegurada con once cerrojos. Pero Puerta llevaba en su pierna izquierda, debajo de la media y pegaíta a la lengüeta de la bota, la llave maestra. Navitas en una contra lo vió solo, le mandó la pelotita de lao a lao del área y Puerta se acordó de la llave. La usó con premeditación y alevosía, esperando el momento mientras rezaba en segundos eternos a que llegara el balón a donde él quería que llegara, y acomodando el cuerpo pa no fallá, metió la llave en la cerradura y ésta saltó por los aires y con ella todos los cerrojos de la puñetera Puerta haciendo que el cañonazo fuera letal y con él saltaron miles de corazones que estaban en las gargantas de otros tantos miles de almas, porque la pelota voló como un obús al quicio de la Puerta, esta vez ya rendida y abierta.

La Puerta del delirio se vino abajo mientras temblaban los cimientos del Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán. La Puerta del sueño se cerraba porque definitivamente esto no es un sueño.

Gracias Sevilla F.C. y gracias, Puerta, por hacer que despertemos y nos dejemos ver hoy con una sonrisa real e impagable.

Cuando la pelota agujereó la Puerta alemana, Puerta se acordó de su abuelo y miró al cielo estrellado de la Bombonera, y con Puerta nos fundimos todos los vivos en un interminable y universal abrazo blanquirrojo, mientras también nos acordábamos de nuestros muertos, los que están ahora todavía manteando al abuelo de Puerta diciéndole que ole sus cojones, que vaya el nietecito que tiene y que viva la cantera sevillista, esos mismos que están eternamente haciendo tertulia contándose las batallitas de títulos ganados y partidos históricos que abrieron otras Puertas ya un poco ajadas y con colores tirando a sepia.

Es el triunfo de todos y cada uno de los que componemos esta gran familia allá donde esté cada uno, es el premio al planteamiento metódico y bien hecho de una directiva encabezada por "un vendedor de humo", que te vayan dando Chazarri a ti y a tu artículo de 12 de enero, es la reivindicación de la cantera sin desprestigiar a nadie foráneo, humildemente, calladamente..., es la victoria de un equipo de tíos con vergüenza comandados por un Juande que todavía parece que pasa de puntillas para todo el mundo y resulta que es el que nos ha abierto la Puerta.

Puerta... bien dices que sin los demás no eres nadie, pero hijo, te ha tocado a ti y en ti y en tu pellejo quisiéramos estar hoy. Qué orgulloso tienes y debes estar, Puerta. Yo, cuando sea joven, quiero ser Puerta. La llave de la Puerta la llevabas tú y gracias a ti has cambiado el refranero taurino sevillista. Puerta, golazo... y a Eindoven.

Allí está la última Puerta. Que alguien se lleve la llave aunque, en este caso, sea la llave inglesa.

Y a Puerta.

jueves, 23 de abril de 2009

Una calle para Spencer


Acababa de leer el ultimo post de ese maravilloso blog titulado Ayer y hoy sevillista y me dispuse a hacerle un breve comentario. A medida que escribía me iban saliendo palabras y frases automáticamente, sin pensarlo, como si alguien me fuese dictando el texto.

Una calle para Spencer se me ocurrió. ¿Y porqué no?

Ahora que vivimos en una nueva corriente llamada de la memoria histórica, hagamos memoria, pero memoria de nuestra auténtica historia.

Dicen que no hay que confundir el hecho histórico con el hecho pasado. El hecho histórico tiene trascendencia, mientras que el simple hecho pasado no. Lo explico; si una piedra cae hace doscientos años sobre un camino en Sierra Morena, eso es un hecho del pasado sin más. Si la piedra cae, por ejemplo, sobre un carruaje sobre en el que viajaba un monarca y lo mata, estamos ante un hecho histórico.

Sobre la polémica memoria histórica de nuestros días esta pasando algo parecido. Se le están otorgando rango histórico a personajes que no lo merecen porque no han creado historia, al menos historia en nuestra ciudad.

Con Enrique - hablo de Spencer-, no ocurriría eso. Sería lo más legítimo y justo que se podría hacer por la memoria de uno de los más grandes de nuestra ciudad.

Trianero de nacimiento, fue la quintaesencia de la escuela sevillana o sevillista (que es lo mismo) del fútbol. La gracia en el juego, el dribling, el regate elevado al máximo explendor, el espectáculo.

Nadie jugó, ni jugará, como él.

Fue el primer internacional andaluz y junto a otras cuatro almas tocadas por la gracia divina de eso de saber tratar la pelota con elegancia y clase, crearon una de las lineas de ataque más sorprendentes y admiradas de la historia futbolística española.
Desde este humilde blog ruego, suplico, e imploro a quien corresponda, una calle para Enrique Gómez Muñoz "Spencer", o mejor aun, una plaza donde los chiquillos se arremolinen corriendo tras una pelota de plástico, de donde saldrá uno, el más listo, con la pelota pegada al pie regateando a todos los demás, y seguro que Spencer, donde quiera que esté, sonreirá.

Y si es en Triana, mejor.

sábado, 18 de abril de 2009

El Sevilla, campeón de Andalucía.

(Con narrativa Alvarado)
Enero de 1917. En una fría y gélida tarde se jugó en el Campo del Mercantil, único de nuestra región apto para disputar una competición oficial, la segunda edición del Campeonato de Andalucía. La primera fue ganada un año antes por el Español de Cádiz ante el Sevilla.
Esta fue nuestra primera Copa de Andalucía. Después llegarían dieciséis más consolidando al equipo sevillista como el más grande de Andalucía de todos los tiempos, como el gran equipo del Sur de España.
Interés y emoción a más no poder en la previa al encuentro, con un Mercantil lleno hasta la bandera como señala la crónica.
Los equipos;

Comienza el partido.
Con una primera parte sosa y anodina con más errores que aciertos, los goal keepers y backs superan a los atacantes.
La segunda parte fue totalmente distinta, espoleada por su afición, la escuadra merengue, comienza a asediar la portería onubense. Un ataque tras otro. La delantera del miedo comenzaba a fraguarse y la escuela sevillana ya se dejaba ver. Dominio completo y absoluto.

Pero los minutos pasan sin que se estrene el marcador a pesar de los constantes ataques sevillanos.
!Uyyyyyy! Balón al larguero de Ramírez tras un brutal cañonazo.
Nueva jugada de ataque del Sevilla, ahí está Cruz en el ala izquierda, va a colgar el centro dentro del área, la pone, melé dentro del área, queda la pelota suelta, Lecomteeeeeeeee, gol, gol de Lecomte.Gooooooooooooooooool. El público se vuelve loco e invade el terreno de juego para abrazarse a Lecomte, levantándolo a hombros y paseándolo por todo el campo.
Gol del Sevilla, de mi Sevilla, de tu Sevilla, de nuestro Sevilla. Goooooooool de Lecomte.
Sevilla Football Club uno, marcó Lecomte, Recreativo cero.

La linea media sevillista está que se sale; Vega, Pérez y Tornero no dejan pasar una y el ataque es incesante. Están crecidos, están como fieras, hay hambre de gol y de triunfos. Vamos mi Sevilla, vamos campeón.
Atención que el Sevilla ataca de nuevo, la pone, llega a la frontal en la linea de zagueros, mucho peligroooooo; gooooooooooooooool, Ramírez gol, Ramírez gol, Ramírez gol, gooooooooooooool.
Ganamos dos a cero. Gol de Ramírez.
El balón en el pico del área, se mete, se mete Escobar, salta Escobar, la despeja la defensa, la pelota queda para Spencer que le pegaaaaaaa gol gol gol gol, sí, gol de Spencer gol gol gol de Spencer goooooooooooooooooooooool.
El cielo esta cerca, el cielo está aquí Spencer gooooooooool, sí gol de Spencer, tres a cero, ganamos la final tres a cero. Spencer la metió dentro; uno, dos, tres… como los grandes en las grandes finales, machacando al rival, gol de Spencer, gol del trianero Enrique Gómez, goooool.
Sevilla Football Club 3, Recreativo de Huelva 0.
Continua el partido, el balón es para Vega, el Sevilla toca sin pausa, balón a banda derecha, los goles del Sevilla en las gradas del Mercantil. Ahí está tocando otra vez, la tiene Spencer, corren como pollos sin cabezas los onubenses. Escobar en el ala se mete en el área, ojo que puede llegaaaaaar, Escobaaaaaar gooooooooooool, Escobar gooooooool, el cuarto, no puede ser mi Sevilla, campeón de la Copa de Andalucía, cuatro, arrasando, machacando, pasando por encima, cuatro goles de mi Sevilla en la final del campeonato de Andalucía, en la temporada 16-17 , a punto de acabar la segunda parte, gol de Escobar.
Sevilla Football Club cuatro, Recreativo cero.

Se acabó.
Dios qué grande, mi Sevilla, nuestro Sevilla, somos campeones de la copa de Andalucía, en la temporada 16-17. Cuatro a cero, ahí está la grada, las manos en las cabezas, las lágrimas corren por las caras sevillistas.

Dias después la prensa capitalina no tuvo más remedio que rendirse ante la evidencia y sacó en portada al equipo campeón de Andalucía.
El Sevilla Football Club.
Luego llegarían muchas más finales, pero esta de 1917 a mi juicio, fue una de las que sirvió para cimentar la leyenda del Sur ; el Sevilla Football Club.

viernes, 17 de abril de 2009

Guardianes de la memoria.



Como un Alonso Quijano cualquiera, o un Amadís de Gaula , Belianís de Grecia o Clarián de Landanís , en tiempos históricos, remotos y míticos, buscando inacabables e infinitas aventuras y con la locura en las mentes de antiguos libros de caballerías transmutados en viejos periódicos y daguerrotipos con imágenes, guardan una memoria común y disfrutan desempolvando un tiempo pasado glorioso y a veces, muchas veces, desconocido.
Porque si Platón concebía el tiempo como la imagen móvil de la eternidad y Aristóteles como la medida del movimiento, San Agustín asevera que el pasado y el futuro existen porque el presente no puede ser un presente siempre: es un presente que pasa. Sólo en nuestra mente se encuentran presente pasado y futuro: la memoria (presente del pasado), la intuición (presente del presente) y la espera ( presente del futuro). En el alma es donde se mide el tiempo.
Gozo del privilegio de la amistad de estos adalides de ese otro sevillismo de la memoria. Porque sin memoria no somos nada y con falsas memorias somos menos aun.
Cesar, Pompeyo y Craso no son nada al lado de este otro triunvirato, que desde una mecánica Palangana, que harta de estar harta, abrió muchos ojos y desmintió falsas leyendas y verdades a medias y que con un sevillismo de Ayer y hoy consigue hacer brotar vítores ante la evidencia.
No habría caído Roma de contar con Cornelio el sevillista (o al menos les habría descubierto un tranvía en la Vía Apia).
Guardianes de la memoria, sí. De la memoria del Sánchez Pizjuan, de Nervión, del Reina Victoria, del Mercantil, del Prado, del Huerto de Mariana, de la Trinidad y de la dehesa de Tablada. Defensores del football, del fútbol club y del club de fútbol . Es un placer oírlos discutir y discernir, verbigracia, sobre el juego de Spencer y Kinké o de cualquiera de los muchos grandes que en el mundo sevillista han sido.
Sevillistas de la modernidad, goleadores de las nuevas redes.
Yo de mayor quiero ser como ellos.

NOTA 1; no están capitidisminuidos, es que lo más grande que tienen es el corazón sevillista y su bandera.

NOTA 2; gracias al autor de la imagen: Miguelito (con el 6 a la espalda)

viernes, 10 de abril de 2009

El homenaje a Gallego.

No quiero glosar aquí la historia futbolística de este gaditano de Puerto Real, al que apodaron Gallego por la palidez de su piel y al rubio de su pelo, tan andaluz y tan sevillista como pocos.
Tampoco quiero contarles como se fraguó en la cantera de Nervión, ni de cuando se marchó a tierras catalanas para triunfar en el Barcelona y en la Selección durante diez años, ni de su regreso triunfal al equipo de sus amores donde volvió a ser baluarte imprescindible en la defensa del Sevilla.

Vengo a contarles lo que pasó aquella noche de agosto de 1979 en su partido homenaje de despedida.Dejen que les cuente.
Con un Sánchez Pizjuán lleno hasta la bandera aquel 30 de agosto se dieron cita para homenajearle Barcelona y Sevilla con sus onces titulares. Nadie quiso faltar a tan entrañable encuentro. No era para menos, aquel rubio del sur decía adiós a los terrenos de juego donde dio tanto, donde lucho tanto. La casta y el coraje de Nervión que se trasplantó una década al Camp Nou y que volvió a mediados de los setenta a un Sevilla de ensueño y donde formó con el once de mi adolescencia; Paco, Juanito, Sanjosé, Alvarez, Gallego, Juan Carlos, Blanco, Rubio, Scotta, Montero y Bertoni. ¡Casi !.

La previa del partido duró casi media hora. Paco Gallego en el centro del campo recibió uno a uno los cientos de regalos que le entregaron todas las peñas azulgranas y sevillistas. Nunca se vió nada igual. Todo el círculo central, y cuando digo todo digo todo, se cubrió de regalos, uno tras otro, una ovación tras otra que se culminó en atronadora cuando el Ministro de Cultura le impuso la medalla al mérito deportivo.
El partido fue magnífico y brillante. Empate a tres fue el resultado pero eso es lo de menos.
El momento de la gloria llegó en el minuto 17 de la primera parte. Gallego iba a ser sustituido. Todo el Sánchez Pizjuán se puso en pié aplaudiendo para rendir tributo y homenaje a uno de los más grandes y Gallego en el centro del terreno correspondiendo a su público…y a esto que corriendo por detrás aparece Asensi, el gran Asensi, cogiéndole a hombros. Pablo Blanco, Julian Rubio y Carlos Rexach se unieron al anterior, como improvisados capitalistas, paseándole por el césped de Nervión como a los grandes toreros en tardes triunfales.Jamás vi una despedida parecida. La mayor apoteosis en el adiós.
La magia se apoderó de todos.
Otra noche mágica en Nervión.