que relucen más que el sol;
los tres archiconocidos
y el del golazo en Nervión".
Mientras este blog permanezca abierto, siempre se celebrará cada jueves de Feria como uno de los días grandes del sevillismo.
Porque fue un jueves de Feria, y no otro día, cuando Antonio desempolvó de un zurdazo muchos años de adversidades y penas, devolviéndonos rejuvenecidos, antiguos laureles ya marchitos por el paso del tiempo.
Yo, he borrado de mi memoria el día, el día 27, no me interesa, por que las fiestas religiosas son móviles en el tiempo, ¿hay acaso fecha para el Domingo de Ramos, o para el miércoles de ceniza, o para el Corpus, o para la salida de las carretas de Triana?; No. El gol de Antonio forma parte del calendario litúrgico sevillista.
Fue un jueves de Feria. El gol de Antonio siempre será el gol del jueves de Feria.
Por eso una vez más, hoy jueves de Feria, levanto mi copa de manzanilla y brindo por ti.
Donde quiera que estés; !gracias!
Y para recordar aquel mágico jueves de Feria quiero traer de la mano de mi amigo Pepe Recuero un maravilloso texto que escribió hace tres años;
Aquí estamos sevillones míos, en la mismísima Feria, en la caseta con loneta y decoración blanca y roja de esta añeja e histórica Peña Cultural Sevillista Puerta Carmona.
A unos cuantos metros de la portada ferial, de la Puerta, vaya.
Y aquí nos han abierto su Puerta para que desde aquí se nos escuche.
Es el día después de que el Sevilla saliera por la Puerta Grande de una semifinal güefera de infarto. El día después de recibir a Puerta Gayola a unos encastados alemanes. Y de darles Puerta. Vaya si les dimos Puerta.
Fue una noche grande, muy grande, no sé si la más grande, seguro que sí de las vividas en mis cuarenta y dos años de sevillismo, fue una noche de esas en las que abres de par en par la Puerta de tu corazón locco blanquirrojo.
Desde mucho tiempo antes de que abriera la Puerta de mi casa pa tirá p´allá, sabía que era el día D, la hora H, la clave, el momento oportuno, la cita, otra más, con la historia.
Desde que abriera la Puerta der coche con mi camiseta roja se me iban acelerando los pulsos escuchando la que siente como yo. Cuando entré por la Puerta de la Bombonera, la de debajo del Glorioso Escudo, ya no podía aguantarme. Horas después, son... joder, las cinco de la mañana, con la Puerta de mi cuarto cerrada y la Puerta de mi ventana abierta, escribo estos pensamientos.
Dios... si fue prácticamente antesdeayer cuando estábamos de Puerta en Puerta, casi mendigando para poder mediovivir deportiva y económicamente...Lo que son las cosas bien hechas... ahora las Puertas se nos van abriendo casi sin llamar cuando nos ven con nuestro traje nuevo, limpitos, afeitaítos y repeinaos. Y hoy, además, la deportiva Puerta de la historia sevillista sigue abierta a estas alturas de competición. Y eso es así porque hemos ido cerrándoles la Puerta a unos cuantos equipillos como al Mainz, al Vitoria de Guimaraes, al Besiktas, al Bolton Wanderers, al Lokomotiv, al Lille, por dos veses al Zénit de San Petesburgo y por último al Shalque. Muchas, las Puertas que les fuimos cerrando a todos ellos mientras nos las íbamos abriendo nosotros. Eso sin contar la retahila de decenas de equipos de renombre que unos a otros se fueron taponando Puertas en cruces y partidos de idas y vueltas.
La Puerta de la historia sevillista está llamando a la última Puerta.
Con nosotros vienen unos ingleses en el mismo plan de llamar a esa última Puerta. A la Puerta del cielo. Y allí, detrás de esa Puerta, hay unos cuantos sevillistas que ya están haciendo las oportunas gestiones para que se nos abra exclusivamente a nosotros. Será, o no será, se abrirá la última Puerta o se nos negará porque er furbo es como es y no es de otra manera, a Dios gracias. Lo importante es estar allí, y allí estaremos, a pie de Puerta para alegrarnos el alma, para reivindicar y pavonearnos de nuestro derecho a la gloria ya conseguida y todavía superable, y también, claro que sí, para callar tantas bocas que ahora tendrán que abrir la Puerta de su casa para dejar salir tanta humareda negra, vil y rastrera con la que nos han querido engañar. Para darle con la Puerta en las narices a Antena-3 y a su mala leche, por ejemplo.
Nadie puede ponerle Puertas al campo. Pero Juande sí pudo, supo y quiso poné a Puerta a jugá. Salió aselerao, jugándose salír por la Puerta falsa de una tonta espursión por protestarle al italianini del pito. Que dicho sea de paso, no fue el típico italianini caserillo de esos que te pitan en Uropa y barren de Puertas para dentro de los de casa.
Nos llevamos 100 minutos empujando la Puerta alemana, pero ni p´alante ni p´atrás. Duras, estas Puertas germánicas hechas de materiales nobles y asegurada con once cerrojos. Pero Puerta llevaba en su pierna izquierda, debajo de la media y pegaíta a la lengüeta de la bota, la llave maestra. Navitas en una contra lo vió solo, le mandó la pelotita de lao a lao del área y Puerta se acordó de la llave. La usó con premeditación y alevosía, esperando el momento mientras rezaba en segundos eternos a que llegara el balón a donde él quería que llegara, y acomodando el cuerpo pa no fallá, metió la llave en la cerradura y ésta saltó por los aires y con ella todos los cerrojos de la puñetera Puerta haciendo que el cañonazo fuera letal y con él saltaron miles de corazones que estaban en las gargantas de otros tantos miles de almas, porque la pelota voló como un obús al quicio de la Puerta, esta vez ya rendida y abierta.
La Puerta del delirio se vino abajo mientras temblaban los cimientos del Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán. La Puerta del sueño se cerraba porque definitivamente esto no es un sueño.
Gracias Sevilla F.C. y gracias, Puerta, por hacer que despertemos y nos dejemos ver hoy con una sonrisa real e impagable.
Cuando la pelota agujereó la Puerta alemana, Puerta se acordó de su abuelo y miró al cielo estrellado de la Bombonera, y con Puerta nos fundimos todos los vivos en un interminable y universal abrazo blanquirrojo, mientras también nos acordábamos de nuestros muertos, los que están ahora todavía manteando al abuelo de Puerta diciéndole que ole sus cojones, que vaya el nietecito que tiene y que viva la cantera sevillista, esos mismos que están eternamente haciendo tertulia contándose las batallitas de títulos ganados y partidos históricos que abrieron otras Puertas ya un poco ajadas y con colores tirando a sepia.
Es el triunfo de todos y cada uno de los que componemos esta gran familia allá donde esté cada uno, es el premio al planteamiento metódico y bien hecho de una directiva encabezada por "un vendedor de humo", que te vayan dando Chazarri a ti y a tu artículo de 12 de enero, es la reivindicación de la cantera sin desprestigiar a nadie foráneo, humildemente, calladamente..., es la victoria de un equipo de tíos con vergüenza comandados por un Juande que todavía parece que pasa de puntillas para todo el mundo y resulta que es el que nos ha abierto la Puerta.
Puerta... bien dices que sin los demás no eres nadie, pero hijo, te ha tocado a ti y en ti y en tu pellejo quisiéramos estar hoy. Qué orgulloso tienes y debes estar, Puerta. Yo, cuando sea joven, quiero ser Puerta. La llave de la Puerta la llevabas tú y gracias a ti has cambiado el refranero taurino sevillista. Puerta, golazo... y a Eindoven.
Allí está la última Puerta. Que alguien se lleve la llave aunque, en este caso, sea la llave inglesa.
Y a Puerta.
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