sábado, 22 de septiembre de 2012

El último viaje de José González Martínez



José González Martínez murió en la noche del 5 de agosto de 1923 en la casa de socorro del Prado de San Sebastián. Tenía 21 años y estaba soltero. Su familia, que vivía en Córdoba, fue telegrafiada para comunicarle tan luctuoso suceso.
A José González Martínez horas antes le habían amputado la pierna derecha a la altura del tercio superior del muslo. Había quedado atrapado bajo el remolque o jardinera del tranvía de la línea de Eritaña que descarriló por exceso de velocidad a la altura de la Enramadilla. Eran las ocho de la tarde. Al descarrilar, los usuarios que abarrotaban el vehículo quisieron saltar del mismo haciendo que volcase a pesar de que el conductor había accionado el freno electrico. La desgracia pudo ser aun peor pues fueron muchos los heridos que milagrosamente salvaron la vida. El conductor del tranvía fue detenido  y puesto a disposición judicial siendo conducido posteriormente a la cárcel. Un compañero tranviario dijo que los conductores no tienen más remedio que hacer el recorrido a esa velocidad, pues la Compañía Tranviaria no les concedía más de treinta y cinco minutos para hacer el recorrido de ida y vuelta en al línea de Eritaña, sin tener en cuenta las paradas y subidas de viajeros.


José González Martínez y el resto de los pasajeros regresaban a sus hogares. Acababan de presenciar un partido de fútbol en el campo de deportes que el Sevilla Football Club tenía en la avenida de la Reina Victoria. Se disputaba el partido final del Campeonato de Andalucía de Segunda Categoría entre  el Real Balompié de La Línea y el Esparta F.C. de Sevilla. Triunfo para los sevillanos.

José González Martínez había visto su último partido. Había realizado su último y definitivo viaje.



domingo, 16 de septiembre de 2012

El ridículo




18 de marzo de 1917. Partido de vuelta de los cuartos de final del Campeonato de España. 
Sevilla FC 2 - 1 Madrid FC
Primera visita del equipo madrileño a  Sevilla.
Artículo aparecido en la revista Madrid-Sport. 22 de marzo de 1917

EL RIDÍCULO.

No existe palabra más apropiada respecto a lo ocurrido en Sevilla con nuestro campeón, con nuestra esperanza, desvanecida por un telegrama que nos dañó la vista, la ilusión y el amor propio de centrales. Es triste y  "lamentable poner los ojos en un once innegablemente valioso. Es muy desairado-defenderle a capa y espada, como el número uno de nuestros equipos, para después dejarnos destrozados, confundidos en un rincón de Teléfonos, sin creer lo que aquel papel nos decía; dos por uno. ¡Perdimos! •
Solos hubiéramos querido estar en aquellos momentos. Parecía que todos cuantos se encontraban en aquel recinto, que por medio de lacónicas frases, se reparten alegrías y desesperaciones conocían en nuestro semblante la contrariedad y desesperación.
¡En Sevilla fue a quebrarse la brillante marcha del Madrid! ¡¡¡En Sevilla!!!
Ya no sólo, de hoy en adelante, recordaremos a Sevilla como tierra de sol y alegría...
En Sevilla vencieron al Madrid, el Sevilla, un equipo simpático, sí, pero inferior a los nuestros. ¿Qué confianza podemos tener de aquí en adelante? Cuantos salían a nuestro paso y nos decían, ¿pero qué ha hecho el Madrid?, no sabíamos contestar. Avergonzados huíamos, esquivando, encuentros, que eran martirios. Todo cuanto dijeran tenían razón. ¿Qué refutarles? No caben sorpresas en dos fuerzas completamente distintas con público correcto y referee imparcial. 
El ridículo, y nada más. Nerviosos, indignados, arrancamos del calendario la hoja correspondiente al día 18 de marzo y, ¡oh casualidad!, la rompimos en once pedazos . ¡Sevilla! ¡Sevilla!
¡Dónde fuisteis a dejar la fama, Madrid F.C.!

ORDOÑO

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La historia se repite.
¡VIVA EL SEVILLA!