jueves, 23 de abril de 2009

Una calle para Spencer


Acababa de leer el ultimo post de ese maravilloso blog titulado Ayer y hoy sevillista y me dispuse a hacerle un breve comentario. A medida que escribía me iban saliendo palabras y frases automáticamente, sin pensarlo, como si alguien me fuese dictando el texto.

Una calle para Spencer se me ocurrió. ¿Y porqué no?

Ahora que vivimos en una nueva corriente llamada de la memoria histórica, hagamos memoria, pero memoria de nuestra auténtica historia.

Dicen que no hay que confundir el hecho histórico con el hecho pasado. El hecho histórico tiene trascendencia, mientras que el simple hecho pasado no. Lo explico; si una piedra cae hace doscientos años sobre un camino en Sierra Morena, eso es un hecho del pasado sin más. Si la piedra cae, por ejemplo, sobre un carruaje sobre en el que viajaba un monarca y lo mata, estamos ante un hecho histórico.

Sobre la polémica memoria histórica de nuestros días esta pasando algo parecido. Se le están otorgando rango histórico a personajes que no lo merecen porque no han creado historia, al menos historia en nuestra ciudad.

Con Enrique - hablo de Spencer-, no ocurriría eso. Sería lo más legítimo y justo que se podría hacer por la memoria de uno de los más grandes de nuestra ciudad.

Trianero de nacimiento, fue la quintaesencia de la escuela sevillana o sevillista (que es lo mismo) del fútbol. La gracia en el juego, el dribling, el regate elevado al máximo explendor, el espectáculo.

Nadie jugó, ni jugará, como él.

Fue el primer internacional andaluz y junto a otras cuatro almas tocadas por la gracia divina de eso de saber tratar la pelota con elegancia y clase, crearon una de las lineas de ataque más sorprendentes y admiradas de la historia futbolística española.
Desde este humilde blog ruego, suplico, e imploro a quien corresponda, una calle para Enrique Gómez Muñoz "Spencer", o mejor aun, una plaza donde los chiquillos se arremolinen corriendo tras una pelota de plástico, de donde saldrá uno, el más listo, con la pelota pegada al pie regateando a todos los demás, y seguro que Spencer, donde quiera que esté, sonreirá.

Y si es en Triana, mejor.

1 comentario:

cornelio dijo...

Estoy totalmente de acuerdo.

Con menos méritos se conceden rótulos.

Por cierto, a otros se las quitan.

Buscaba datos sobre Merry y me encontré, que en cuatro generaciones de Merry, sólo la tercera generación se ha salvado.

Será porque no la tenía.

El primero fue el "Conde de Benomar", un Merry, cedió su nombre a la calle "Aire", eran tiempos de la II República.

Ahora de una tacada, el hijo del anterior, "General Merry" (militar en la revolución cubana) y su nieto "Fernando de Parias Merry" (su glorieta de los tranvías de Heliópolis) han caído de una tacada.

Posiblemente el general Merry (no tenemos todavía la certeza absoluta), fuese un protosevillista del siglo XIX.

Así que, ¡NOS DEBEN UNA CALLE!