jueves, 22 de abril de 2010

Jueves de Feria.

Hoy es “Jueves de Feria”, jueves de farolillos de nuestra universal Feria de Abril.

Contábamos hace un año que fue un jueves de Feria, y no otro día, cuando Antonio desempolvó de un zurdazo muchos años de adversidades y penas, devolviéndonos rejuvenecidos, antiguos laureles ya marchitos por el paso del tiempo.

Yo, he borrado de mi memoria el día, el día 27, no me interesa, porque las fiestas religiosas son móviles en el tiempo, ¿hay acaso una fecha fija para el Domingo de Ramos, o para el miércoles de ceniza, o para el Corpus, o para la salida de las carretas de Triana?; no. El gol de Antonio forma parte del calendario litúrgico sevillista. Es la fiesta del “Jueves de Feria”.

Cuentan los que aquella noche estaban en el “Real”, que desde las nueve y media miles de auriculares poblaron los pabellones auditivos de los que allí andaban y que los que no tenían el susodicho aparatito, por señas, preguntaban novedades.
-Cero a cero.
Tensa calma y larga espera.
Los sueños estaban a punto de cumplirse, pero faltaba el chispazo que diera rotundidad al anhelo.

Más de pronto, en el llano de los Remedios se hizo sentir la erupción de un volcán, acompañado de un terremoto cuyo epicentro estaba al borde del área de la portería de gol norte del Ramón Sánchez-Pizjuán, y cuentan, que bajo la portada de la Feria se pararon los pulsos y los relojes. Una brutal sacudida que hizo temblar los corazones desde Pascual Márquez a Gitanillo de Triana, desde Ignacio Sánchez Mejías al último rincón de la calle del infierno.

Eran las once y media de la noche. La locura se desató en la explanada de los Remedios, allí, junto al seco cauce de los Gordales, donde la brisa nocturna traía reminiscencias de sevillismo antiguo desde Tablada…

Ya no había marcha atrás. Era el punto de no retorno. El destino estaba escrito y la leyenda renacía. El Sevilla campeaba.
La gloria era nuestra. Nada igual se había visto antes (ni se verá en muchos años) en la Feria de Sevilla. La locura. Himnos arrebatadores sonaban en las casetas;

¡¡¡ y Sevilla, Sevilla, Sevilla, aquí estamos contigo Sevilla…!!!

Miles de bufandas al viento se agitaban al son de sevillistas desatados por la euforia de un extraño bebedizo llamado Sevilla F.C.
Al rato, riadas humanas llegadas desde Nervión cruzaban la "Puerta" de la fiesta sevillana y hacían estremecer los farolillos de una feria blanca y roja.
Eso cuentan que pasó en el “Real” de la feria. Cuentan que la noche fue larga. Interminable. Una feria de leyenda.

De lo que pasó en el mágico Nervión…, no sé, harían falta cientos de buenos narradores para contarlo. Yo sólo puedo decir que vi lágrimas y miradas al cielo. Mucha emoción y gestos de complicidad. Rozábamos el cielo con la punta de los dedos.
Fue un jueves de Feria.
Aquella irrepetible noche fue un jueves de Feria.

Por eso una vez más, hoy jueves de Feria, como todos los jueves de Feria; levanto mi copa de manzanilla y brindo por el Sevilla y por ti; Antonio Puerta.

3 comentarios:

Puerta 15 dijo...

Antonio, gracias por contarnos de esa forma tan descriptiva, como pocos saben hacerlo, cada minuto de aquel Jueves de Feria. Se va leyendo y se vuelve a revivir cada momento.

Antonio Puerta siempre presente.

Un abrazo

Angel dijo...

Levanto mi copa y brindo con todo el SEVILLISMO.
"Jueves de Feria"...casi ná.
"VA POR TI A.PUERTA".
Saludos.

Tántalo dijo...

que grande...
me ha recorrido un escalofrío recordando aquel jueves de feria.
Hoy brindaremos por aquel jueves de antonio y por los que nos quedan por vivir.

¡Salud!