¿Y ahora qué hacemos?

Les hablo a los sevillistas. A los que están fastidiados como yo. Sólo a ellos.
A los otros no, a los que ayer se llevaron la alegría de la temporada no. A esos que en el transcurso de los tres últimos años han bebido los vientos por el Boro, por el Barcelona, por el Español, por el Getafe, por el Madrid, por el Milán y por el Bilbao no. A esos no. Esos tienen bastante con la desgracia de contentarse con los males ajenos porque su propia autoestima no da más de sí.
Te hablo a ti que sientes como yo. Nos sentimos defraudados, nos han echado un jarro de agua fría por encima. Lo sé. No me cuentes nada que lo sé. Conozco como estabas preparando la próxima final, tus ilusiones, y como se han ido al garete. Sé como te sientes, porque estás tan jodido como yo. También imagino que habrá momentos en que te entren ganas de tirarlo todo por la borda, de despotricar de todo y de todos, de no dejar títere con cabeza, y quizá no te falte razón.
Eso le pasa a los que somos de un equipo grande y es comprensible.
Ahora muchos intentarán tirar del lado más débil del cordel, animados por los cientos de ratas que siempre están esperando en sus madrigueras que llegue el momento más idóneo para atacar cuando estamos de brazos caídos.
No me cuentes historietas de ayer. Me las conozco todas.
Está claro que en el mundo del fútbol a veces gana quien tiene más hambre, no quien es mejor. Y el hambre a veces provoca la agresividad y la testiculina suficiente para derrotar al más fuerte. Y eso ocurrió ayer. El hambre y la ilusión pudo más que el saber…empezando por una grada repleta de gargantas animando a su equipo. Y allá cada uno con su conciencia.
La alegría la da el ganar. Ahora me acuerdo de todos los que decían; “este equipo gana pero no enamora” “sí, ganamos, pero no me gusta cómo juega el equipo”. Que le pregunten a los aficionados del Bilbao sobre su nivel de satisfacción con un equipo que sólo juega al patadón y tente tieso…
¿Y ahora qué? ¿Qué hacemos? ¿Nos convertimos en Saturno devorando a sus hijos y convertimos Nervión en lo que queda de temporada en un nido de autodestrucción?
Tú mismo. Cada uno con la autonomía de su voluntad.

Yo lo tengo claro. La historia nos demuestra que hay que levantarse y pensar en el futuro. Y el futuro empieza el próximo domingo.
Nos queda la liga. Y tenemos un tercer puesto que es envidiado por otros diecisiete equipos. ¿Rompemos la baraja y nos destrozamos a nosotros mismos?
Yo estaré con los que pueden mantener esa plaza, apoyando, animando, aportando y sumando. Seguiré dentro del trenzado de esa poderosa soga que es el sevillismo y cada uno somos una fibra de la misma. Por separado no seremos nunca nada. Juntos mantendremos la fuerza. ¿Y tú que harás?