Vencimos en la Copa de Sevilla, conquistamos nuestra primera Copa de Andalucía, ganamos la Copa del Marqués de Yanduri, participamos por primera vez en el Campeonato de España, ganamos por primera vez al Madrid F.C., vino a dar lustre a nuestra tierra el gran Kinké y comenzó a crearse la famosa y legendaria delantera conocida como la Linea del Miedo.
Dando una vuelta de tuerca más a nuestra historia, traemos hoy al Voladizo, otra olvidada y desconocida copa de aquel año de 1917; la Copa del Marqués de Benamejí.
Manuel de la Lastra y Liendo fue marqués consorte de Benamejí. Hombre de grandes inquietudes artísticas y deportivas destacó, como gran sportman, en campeonatos de caza.
Nació en Sevilla el 4 de Abril de 1892, falleciendo en la misma ciudad el 25 de Abril de 1.939.
En la magnífica web http://www.retabloceramico.net/ se nos informa sobre sus actividades artísticas;
Con vocación por la cerámica, fundó y dirigió el taller de barros vidriados La Bética. Podemos estudiar a fondo su personalidad consultando el libro Las Bellas Artes en Sevilla, de Cascales (1929).
Recibió clases particulares de dibujo de José Rico Cejudo, de José Lafita para escultura y de la pintura de azulejos en la Fábrica del Hijo de J. Mensaque, que dirigía D. José Recio del Rivero. También acudió a la Universidad de Sevilla, donde el catedrático D. Francisco Murillo Herrera ‑fundador del Laboratorio de Arte‑ impartía clases de Teoría e Historia de las Artes. En su periodo en Hijo de J. Mensaque realizó trabajos para la Exposición Iberoamericana, como los zócalos de la Sala de Santiago del Pabellón Real. Particularmente, pintó la escalera y el salón de la confitería del Teatro Cervantes de Buenos Aires.
Su único retablo para las cofradías es el de la Hermandad de la Amargura en la fachada de San Juan de la Palma (1918). Tiene lógica que se relacionara con esta Hermandad porque su familia era vecina de la collación de San Juan de la Palma, teniendo entre otras, la casa de los artistas, que habitaron hasta mediados del siglo XIX. Fue nombrado Consiliario Honorario y su esposa Camarera, y después, Teniente de Hermano Mayor hasta 1929.
Su padre, el Marqués de Torrenueva, era director de la Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría. En 1924, al morir el pintor Virgilio Mattoni, fue nombrado académico numerario de la misma. Donada por el citado aristócrata, se disputó una hermosa copa a finales de junio y primeros de julio de 1917, organizada por la Sociedad Sevilla F.C., entre los primeros equipos del Club Recreativo de Huelva y el Sevilla Football Club.
No hemos encontrado reseñas del primer encuentro que se debió disputar en Sevilla y que ganó el Sevilla, como se aprecia en la siguiente crónica del periodista Sr. Estrada, árbitro y ultra recreativista. El resentimiento que rezuman sus palabras denotan claros síntomas de rencor hacia el equipo hispalense.Recordemos que el club onubense mantuvo el mando del fútbol andaluz en los primeros años de la década de los diez hasta que a partir de 1915 comenzó su declive. No en vano al organizarse el campeonato oficial de Andalucía dejaron de tener la preponderancia en este deporte, ganando el Español de Cádiz el primer campeonato y el Sevilla F.C. el segundo. Precisamente en este año de 1917, en el citado segundo campeonato, el Sevilla goleó por un rotundo 4 a 0 a equipo recreativista. Y para no faltar a toda la verdad, el Recreativo consiguió ganar en 1918 su único campeonato andaluz en el último estertor de su primigenia grandeza.
Vean, o mejor, lean los "elogios" que el cronista choquero dedica a nuestro Juanito Armet Kinké. Por 2 a 0 ganó el Recreativo al Sevilla en el segundo choque.
Y con un partido ganado por cada equipo se juega el tercer y definitivo encuentro para dilucidar al campeón del trofeo.El periodista Coram es el que ahora firma la crónica. De violento y lleno de incidentes y altercados califica el partido, si bien, el primer lesionado fue un jugador sevillista.
No obstante, la predisposición del público del Mercantil no debió ser mala en un principio dado que incluso se ovacionó el primer gol del equipo visitante.
Pero llega la segunda parte. El público (desconocemos por qué razón) cambia su actitud. Algo debió pasar para que el respetable alejándose de su comportamiento habitual como se desprende de la frase "que se comportó como nunca", se dejase llevar por la tangana que ocurría también, no lo olvidemos, dentro del terreno de juego.
Así las cosas, Spencer pone tablas en el marcador y poco después el recreativo se vuelve a poner por delante en el tanteador, hasta que de nuevo Spencer a pase de Kinké nivela la balanza.
Final del partido. Empate a dos tantos. ¿Quién se llevo la Copa? Lo desconozco. Supongo que al organizarla el Sevilla y no poder ganarla el Recreativo de Huelva se la debió quedar el club organizador, pero esto es sólo una suposición sin más fundamento.
Ojalá algún día se pueda sacar a la luz, ésta y las otras muchas joyas que están guardadas en algún lugar, no demasiado digno, del Ramón Sánchez-Pizjuán.
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PD: Por último no quiero privarles de esto que he encontrado.
Es muy malo un dolor de muelas.
3 comentarios:
No tiene desperdicio nada de lo que nos cuentas.
Arqueología sevillsta.
Presioso comentario, cofradías, arte, fútbol y comentarios.
Casi tanto arte como el retablo tiene el comentario de "gol piramidal".
Algún día nos explicarás qué significa, porque yo no paso del palo largo y del palo corto...
Lo de gol "piramidal" imagino que vendrá por la monumentalidad del mismo. Vamos, un golazo.
Tan piramidal como el dolor de muelas del jardinero del marqués de Benamejí.
Añadido a la Sala de Trofeos, gracias por la información.
Un Saludo.
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