lunes, 7 de enero de 2008

El Sevilla gana el derbi 3-0. Enhorabuena Chaparro.


Tres a cero. Pero pudo ser más escandaloso aun. Hoy por hoy no hay color.
Baño de fútbol por arriba y por abajo, por la derecha, por la izquierda, técnica y físicamente.
El Sevilla es muy muy superior al equipo de la Palmera. A ambos equipos les separa un abismo.
Nunca vi un derbi tan desigual. Un equipo bordando el fútbol, el otro arrastrándose.
No hay escusas posibles.
Morgan recibió un codazo sanguinario y brutal nada más comenzar el partido, pero el arbitro no lo vió, o no lo quiso ver. Eso es expulsión. El equipo de la Palmera debió quedarse en ese instante con uno menos. Al igual que tampoco vió el arbitro, o no quiso ver, que el gol de Luis Fabiano fué marcado con el brazo (que no con la mano). Empate a errores.
Pero lo anterior es anecdótico en el conjunto de lo vivido en el Sánchez-Pizjuan.
El tifo de los Biris fué espectacular. Ahí empezo a ganarse el partido. Porque por encima de los cánticos, no hay nada más doloroso que la realidad, y lo que más duele al enemigo son los triunfos y los títulos obtenidos. Regalos inolvidables; cinco títulos y dos veces mejor equipo del mundo.
Mención aparte merecen las declaraciones de Chaparro.
Enhorabuena a D. Francisco Chaparro.
Este trianero que ha bebido de la categoría y la clase que se dispensa en la carretera de Utrera, como no podía ser de otra manera, ha dado una lección de caballerosidad, llamando a las cosas por su nombre y reconociendo la evidencia. Sin más escusas. Y eso que los periodistas le acercaron en varias ocasiones el pico de la muleta con el tema del gol ilegal de Luis Fabiano, él no entró al trapo y dejó claro que el Sevilla fué muy superior en todo, y punto.
Por cierto, quiero recordar que en el banquillo del Sevilla estaba uno de Arahal llamado Manolo Jiménez...

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