1919; un "papafrita" llamado Gallardo.

Lean detenidamente el artículo. Comprobarán que no hay nada nuevo bajo el sol.
Siempre hubo “papafritas”
El tal Juan Gallardo nos dejaba esta perla en el diario deportivo “Madrid Sport” en el año 1919.
Desde las primeras líneas, este “juntaletras” que no tuvo mucha fortuna en el periodismo pues escribió sólo un par de artículos, denota un odio visceral hacía el decano del fútbol sevillano que podríamos calificar como rayano en lo obsesivo.
Observen como ensalza y alaba al equipo onubense; “mostró gran entrenamiento”, “colocación admirable”, “el capitán mandaba soberbiamente”, y “los equipiers (jugadores) obedecían con gran precisión”… ¿Fuerte no?
En cambio el Sevilla…no valía un duro, con “chicos” desentrenados, descolocados y muy sucios en su juego.
¡Vaya por Dios! ¡Qué diferencia entre uno y otro conjunto!
Lo que pasa es que el Sevilla tenía mucha suerte y a pesar de lo malo que era y de lo penoso de su fútbol, frente a un equipazo como el Huelva, se entretuvo en marcar uno, dos, tres y hasta cuatro goles.
Pero como eso no tiene mérito alguno lo mejor es, además de censurarlo, olvidarlo.
No obstante lo anterior, al “papafrita” Gallardo, no le duelen prendas a la hora de resaltar los jugadores destacados del Sevilla; el portero (Avilés), un defensa (Ismael) y un medio (Artola) y ya está, porque los demás son horrorosos de malos y cada día lo hacen peor.
Al “papafrita” Gallardo no le gustaban ni Spencer, ni Escobar, ni Pepe Brand, ni siquiera Kinké. La línea del miedo sevillista, la de la escuela sevillana, la que asombro con su juego a toda España; era una banda.
Ay Gallardito, Gallardete, que por tu párrafo final veo que no eras de Huelva, que eras sevillano…un resentido y envidioso sevillano.