Eran tiempos de un gran Sevilla, de un extraordinario equipo tan potente y tan grande que ganó una liga, varios subcampeonatos y una Copa de España.
Presidía el club D. Jerónimo Domínguez, marqués de Contadero.
Aquel día, frío y lluvioso del mes de febrero, la grada del viejo Nervión se puso sus pinturas de guerra desde el inicio hasta el final del partido y abucheó todo cuanto pudo y más. Cuando el árbitro pitó el final del partido la bronca fue generalizada; al árbitro, al equipo rival, al equipo propio y al palco de autoridades.
Mi entrañable y querido amigo fue testigo de aquello desde el mismo palco. Al abandonar la grada y dirigirse al coche, que el presidente aparcaba dentro del estadio, los aficionados no dejaban de increpar, teniendo que abrirse camino a golpes de paraguas.
¿Qué paso realmente aquel domingo 22 de febrero de 1948?
Estábamos en la temporada 1947/48.
El Campeonato Nacional de Liga de Primera división lo formaban 14 equipos que se enfrentaban todos contra todos a doble vuelta. Un total de 26 jornadas. Dos puntos por la victoria y uno por el empate.
Corría la jornada vigésimo primera. Tras está, sólo restaban cinco para acabar el Campeonato.
A la finalización de esta jornada nº 21, así quedó la clasificación;
Aquel poderoso Sevilla estaba jugando sus últimas bazas para meterse en la pelea por el título, mostrándose intratable en casa pero irregular a domicilio.
Por contra, un desconocido y lamentable Real Madrid se arrastraba por la categoría no habiendo logrado ni una sola victoria fuera de su feudo. Iba camino de segunda sin remisión por primera vez en su historia.
Y llegó la susodicha jornada 21.
Estadio de Nervión.
Sevilla C.F.- R. Madrid.
En las jornadas previas al choque no pocas fueron las suspicacias. El Madrid se jugaba la vida, pero el Sevilla aun tenía opciones, aunque pocas, de ganar la liga.
Lean la crónica; se había creado alrededor del partido un clima "especial", se había rumoreado..., suelta se había dado a la fantasía...
Para colmo de desdichas, o de suspicacias, Alconero no juega este partido. Nuestro bravo jugador de Baracaldo, de una regularidad impresionante y honesto a carta cabal, desde su llegada al Sevilla en 1941 no se pierde ni un solo partido, ostentando el record español al disputar en la misma categoría ocho temporadas completas. Tras la “ausencia” en el partido que nos ocupa vuelve a jugar la siguiente jornada y lo sigue haciendo sin interrupción tres temporadas más.
El sevillismo acudió a ese encuentro "tela de mosca" y desde el principio al final se sucedieron los silbidos, las broncas, el airear de pañuelos y hasta un trozo de "argamasa" cayó al césped.
Para más inri, la actuación del colegiado valenciano, Sr. La Riva, fue sumamente descarada y con "tonalidad" forastera.
En el primer tiempo el equipo madrileño marca tres goles. Dos de ellos antirreglamentarios.
En la segunda parte el Sevilla "maquilla" el encuentro marcando dos goles.
La prensa nacional se hace eco de lo sucedido y tiene que salir a la palestra el árbitro Sr. La Riva en defensa propia, mediante un comunicado al Comité Central de Árbitros. Parte de ese comunicado no tiene desperdicio; "se utilizaron en el partido hasta 14 balones ya que al caer éstos en las gradas el público los inutilizaba". Obsérvese que no se habla de robar balones, sino de inutilizar. ¿Y como se inutiliza un balón de reglamento?. Sólo se me ocurre una respuesta; pinchándolo con algún instrumento cortante.
Ahora bien, ¿cuales podían ser las pretensiones del respetable con esa medida? Sólo caben dos motivos; o perder tiempo, cosa improbable ya que el Sevilla perdía, o demostrar la indignación.
El Campenato Nacional de Liga de la temporada 1947/48 acabó y se proclamó campeón el C.F. Barcelona. Descendieron a Segunda División la Real Sociedad y el Real Gijón. El Sevilla terminó en el quinto puesto, quitándose este mal sabor de boca al ganar a las pocas semanas su tercer Campeonato de España.
El Madrid se salvó del descenso por dos puntos...
7 comentarios:
Seguro que los paraguas de antes no serían los de ahora de aluminio plastificado de ahora, sino de los de "Casa Rubio" para llevarlos con las dos manos.
Mosqueo del gordo le llaman a eso... y lo peor es que tendrçian razón.
¡Buena, don Antonio! Anécdotas que hacen historia.
Saludos.
Como medida higiénica de salud mental, no hubiera estado mal que pisaran la segunda una o dos temporadas. Puede que hoy no tuvieran tantos humos.
Lo de los tirillas, por cierto, nace con el fútbol y algunos siempre han sabido mover los hilos en las bambalinas.
Prevendas.
Muy bueno, D. Antonio.
Cuídate.
Quería decir PREBENDAS.
Disculpas.
Magnífico D. Antonio. Ha recuperado Vd. uno de los capítulos grises, sin duda alguna, de nuestra historia. Jamás perdonaré a nuestro equipo haber desperdiciado la ocasión de mandar a segunda a los madridistas. Aunque posiblemente si nos hubieramos empeñado algo más, el trencilla lo habría solucionado convenientemente.
Curioso capítulo de nuestra gran historia.
Más curiosa aún la delicada situación del R. Madrid en aquella temporada.
Me permito enviarle un correo por si quiere constrastar la clasificación de la jornada 21 que publicó la prensa. Aparentemente hay algunos errores, comprensible por otro lado para la tecnología de la época, en los goles a favor y contra desde el 5º puesto (Sevilla F.C.) hasta el 10º (Alcoyano y no Oviedo)
Miguel (Asociación Sevillistas de Renault)
Como siempre,no concia esta historia,un pozo de sabiduria,Don Antonio!!
gran velada la de ayer en la Pepe Castro,como siempre un placer compartir ese ratillo con todos!
Un abrazo!!
borra el spam,querido amigo :)
Magnífico post.
La historia bien merece ser conocida. Y te aseguro que fue todo un placer que me la contases ayer en primera persona, Sevillismo en estado puro.
Felicidades por tu blog.
Un abrazo.
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