Palabra de Brand.

Nuestro amigo José Luis Herrera, nos cede gentílmente este documento que se nos antoja interesantisimo. Pertenece a la revista gráfica SEVILLISMO de septiembre de 1971 , nº 6 coste 10 ptas, y que se publicó con motivo del fallecimiento de Pepe Brand.

Según nos informa el recuadro que pueden ver a continuación, fue redactado por el propio Brand, integramente, respetándose hasta la última coma.

Que lo disfruten, es, palabra de Brand.

!Ah! y la firma es auténtica.

Nací en Sevilla el 12 de febrero de 1900. A la edad de trece años, el inolvidable Paco Alba, uno de los precursores del Sevilla C. de F., viéndome un buen día jugar al balón con un grupo de chiquillos, reparó en mi y me invitó a que acudiese todas las tardes a entrenarme con los que por aquel tiempo componían el once titular de la ciudad de la Giralda. Comencé actuando en el equipo infantil durante dos temporadas, conquistando en ellas el Campeonato de España, y acto seguido pasé al primer equipo sevillista, en el que permanecería durante dieciocho años consecutivos en calidad de extremo izquierda.
A mi ingreso en el Sevilla, destacaban entre sus componentes: Carlos Lecompte, jugador estilista y brillante, seguido de Paco Díaz, Nicolás Carretero y Paco Alba, un trío de nervio y empuje, así como Manolo Trujillo, a los que poco después se sumarían Spencer, Kinké –jugador maravilloso, que fue nuestro maestro y creador de la famosa “escuela sevillana”-, Ismael Rubio, Manolo Ocaña, Rey, Barragán, León, y otras varias figuras.
Recuerdo que en 1913 llegó a Sevilla la Gimnástica de Madrid, el primer equipo forastero que cruzó nuestras fronteras para enfrentarse al recién creado equipo andaluz, y que dio origen a un ciclo de encuentros entre clubs de distintas regiones españolas. En 1916 nos proclamamos campeones de Andalucía, título que mantendríamos durante catorce años sin interrupción, y en el curso de los cuales se nos conocía por los “checoslovacos de Amberes”, en forma de elogio al poderío y la técnica de nuestro equipo.
No se autorizó el profesionalismo hasta el año 1924, y los primeros jugadores sevillistas que se favorecieron de él fueron Kinké y Herminio. Más adelante, el club asignó un sueldo a todos sus elementos, y a mi me correspondió percibir treinta duros mensuales, que al colgar las botas en 1934, había ascendido a la cifra de quinientas pesetas, único ingreso económico, puesto que no se pagaban primas por fichaje, dietas ni premios por encuentros ganados o empatados.
En la temporada 1928-29 nos alzamos con el título de campeones de Segunda División, malográndose nuestro ascenso por el gol average con el Racing de Santander. Pero, afortunadamente, el ansiado ascenso se produjo en 1934.
Nuestros primeros contactos con el fútbol extranjero los establecimos jugando contra las dotaciones de los barcos británicos que amarraban en nuestros muelles, y entre los cuales destacó la del yate “Mekong”, que disponía de un equipo provisto de botas de baldear, con las cuales nos brearon a patadas. En 1916 empezaron a visitarnos los equipos de Gibraltar, y a estos siguieron los del Sporting de Lisboa, varios clubs ingleses, el Benfica, el Vasas de Budapest, el Servette de Ginebra, etcétera. Además , en 1921 iniciamos nuestras salidas al extranjero, actuando en Orán contra una selección franco-marroquí.
Una vez colgadas las botas, continué vinculado al Sevilla de mis amores en calidad de entrenador del equipo aficionado, con el que alcance dos Campeonatos de España –temporadas 1934-35 y 1935-36-, llevándolo tres veces más a la final en las temporadas 1932-33, 1940-41 y 1941-42. Como preparador del equipo profesional del Sevilla logré la primera Copa del Generalísimo, en 1939, y el subcampeonato de Liga de Primera División en la temporada 1939-40.