El ex concejal franquista.

Dedicado a mi hermano.

Hace unos días, en una emisora local de radio entrevistaron a un longevo, muy representativo y veteranísimo aficionado a uno de los mejores equipos del barrio de Heliópolis, barrio que al menos de momento sigue perteneciendo al municipio de Sevilla.

El caballero en cuestión nos relataba sus sentimientos y recuerdos, elevando a rango de ley verdadera y absoluta apuntes de la historia de su equipo, asunto éste, que dada la libertad de expresión de la que afortunadamente gozamos, no deja de ser un acto subjetivo de voluntad muy loable y respetable, a menos que afecte a terceras personas o entidades al lanzarse mentiras y medias verdades a las que ya va siendo hora de ponerles coto.

El que suscribe, también en el desarrollo de su libertad de expresión no puede menos que reírse del cúmulo de falsedades y cuentos de María Trifurca que el personaje en cuestión lleva contándonos desde hace muchísimos años.

Este señor del que no me da la gana de escribir su nombre, pero que sin duda conocerán por recortes de prensa y rótulos del callejero aquí insertados, en época de la dictadura fue concejal del Ayuntamiento de Sevilla. Elegido “dedocráticamente”, ocupó su parcela de poder en unos años muy duros para algunos y muy blandos para otros.

Este ex concejal franquista se jacta de haber ayudado mucho a su equipo. Tanto, tanto, que se congratula y se auto-otorga los honores de evitar su desaparición a finales de los cuarenta y principio de los cincuenta, y tirando de la lírica a que tan acostumbrados nos tienen, nos cuenta una lacrimógena historia llena de bocadillos de tortilla, penurias, rifas y viajes en vagones de tercera, para demostrar sin darse cuenta que la verdadera razón de su ruina no era otra que el escaso respaldo de la afición que tuvo en muchos momentos de su historia el equipo fundado por militares.

El ex concejal franquista sigue con su aburrida y nunca probada cruzada histórica de cómo su equipo, del que siempre olvida la profesión de sus fundadores, es el resultado de la rebelión del proletario frente al cacique que aplasta a los pobres trabajadores, tema éste sobradamente estudiado y desmentido.

No deja de ser curioso como otorga a su equipo la supremacía del fútbol andaluz hasta el comienzo de la Guerra Civil, en la que por cierto ¿a que no adivinan de que lado estuvo?...Han acertado. No se pueden decir más barbaridades en menos tiempo. Un solo Campeonato de Andalucía, uno sólo, una liga y la Copa Spencer. Esos son los méritos deportivos del equipo en cuestión.

Comparar un Campeonato de Andalucía frente a diecisiete, repito di-e-ci-sie-te, es un insulto a la inteligencia y un menosprecio al Sevilla F.C. llamado en aquellos años “el eterno Campeón de Andalucía”.

Es cierto que ganaron una liga, si bien estaba en sus primeros años de vida, haciéndose mayor y con sólo doce participantes, y sin restarle la importancia que tiene, tenía más solera y prestigio el Campeonato de España –sólo basta ver las crónicas- que curiosamente fue ganado aquel mismo año por el Sevilla F.C.

Y la Copa Spencer.
Este es uno de los capítulos más manipulados de la historia del fútbol sevillano, del que nos ocuparemos en otro post más adelante. Sólo adelantaremos que sólo fue un partido amistoso-benéfico para honrar la memoria del sevillista Spencer y para recaudar dinero para su madre. No fue, como casi pretenden, un título europeo. El ex concejal franquista no se corta un pelo a la hora de ventear su participación estelar en la venta del Estadio Municipal de Heliópolis. Su intervención decisiva -era concejal de aquel Ayuntamiento de la dictadura- favoreció claramente los intereses de su equipo.

¿Cómo podemos llamar a esto? ¿Tráfico de influencias? ¿Quizá algo peor? Hay fundadas sospechas de que aquello más que compraventa fue un regalo. No aparece ni un sólo pago realizado. Además ¿Cómo se van a meter en una trampa de catorce millones cuando pagaban treinta duros de alquiler y aun le quedaban 66 años de disfrute de estadio municipal?.
En cambio nosotros tuvimos que soportar la dura carga de levantar cuatro estadios, sin una sola ayuda de las instituciones públicas, carga que en el caso del Estadio Ramón Sánchez Pizjuán nos dejó lastrados por muchos años.

Pero esto el ex concejal franquista lo omite, al igual que la lamentable historia del caso Antúnez. Una vergonzosa maniobra, uno de los mayores intentos de robo en el fútbol español, al que como siempre, dieron la vuelta para ponerla de su parte. Pobrecitos. La cúpula militar de la dictadura al servicio del equipo proletario para mangarle la liga a su poderoso rival.

Eso sí, el ex concejal franquista no olvida como ayudó a su equipo para salir de apuros económicos organizando incluso veladas de boxeo. Imagino que tendría importantes contactos con la Federación Andaluza de Boxeo...

El ex concejal franquista insiste e insiste en reconvertir la historia a su antojo. ¿No estamos ante dos claros casos de injerencia del poder político para beneficio de una entidad privada? ¿Quienes eran los privilegiados y protegidos por el largo sable de la dictadura?

Años más tarde, el ex concejal franquista creó una cooperativa de viviendas. No dudo que su pasado como concejal le permitieron acceso a terrenos a muy buen precio donde edificar, eso sí, sólo para sus amiguitos de cuerda. El talante democrático del ex concejal franquista no permitía el acceso a la vivienda de los caciques y señoritos…El tiro le salió por la culata cuando muchos sevillistas se hicieron socios de su peña y una vez obtenidas las llaves del piso hicieron añicos los carnets. ¡Qué arte!
La plaza formada por aquellas viviendas se rotuló con su nombre. Hace poco se ha re-rotulado, es decir han quitado el antiguo para poner otro igual pero de distinto color. Casi cuarenta años después han caído en la cuenta de que era ¡rojo! (el rótulo claro). Por cierto ¿los de la memoria histórica no se han percatado de esto? Aunque bien pensado prefiero a este señor, que es del barrio, a una Pilar Bardem cualquiera. Y a esto que llegó el mágico 92. El ex concejal franquista se adhirió como una lapa al nuevo amo de su club, atormentándonos desde las cartas al director del diario ABC con un sin fin de escritos de apología sobre el nuevo dueño. Empalagoso a más no poder, con un peloteo digno de las más oscuras épocas del dictador, lisonjeaba constantemente al tiempo que repartía coces a su enemigo más odiado; el Sevilla F.C. Eso sí, se dejaba pasear de pueblo en pueblo y de almuerzo en almuerzo proclamando su lealtad hasta el infinito y más allá. Enarboló la bandera para cambiar de nombre su campo con el nombre del nuevo amo. Promovió la hechura de un busto y ya pensaba en iniciar el proceso de beatificación…

Ya no. El ex concejal franquista ahora está decepcionado. Dice que ha sido engañado y anda defraudado el hombre. A veces llora de arrepentimiento. Da lástima.

Pero no pierde ocasión de atacar cuando puede y le acercan un micrófono al Sevilla F.C., al equipo más grande de Andalucía de todos los tiempos, de ayer, de hoy y de siempre. Debe doler muchísimo lo vivido en los últimos años, en su equipo y en el mío.
Esto no es más que un escrito en legítima defensa. Harto de tanto ataque furibundo y de tanto embuste a veces hay que decir basta. Es evidente que nada tengo contra él en lo personal, pero sus declaraciones sobre el Sevilla siempre han estado llenas de odio y eso es intolerable.
Sólo le deseo muchos años más de vida para que siga viendo los triunfos del grande, del verdaderamente grande;

el Sevilla F.C.