jueves, 28 de agosto de 2008

Ausencia.




Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado
vanos y sin sentido,
iguales a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre te aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderemos el alma
para que no vea tu ausencia que como un sol terrible,
sin ocaso, brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia nos rodea como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.


Jorge Luis Borges

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